(por Rafael Sandiego)
Esperé a la lluvia,
y cuando llegó,
me quemé con su ácido llanto.
Tuve sed, busqué un río,
y cuando casi bebía,
su olor fétido, me detuvo.
Sentí hambre, traté de saciarla,
me dio urticaria,
tanto insecticida, torturó mi lengua.
Quise ver a Dios y cuando fui a su casa,
me pidieron pagar boleto,
para procesar mi alma.
Eso fue antes, cuando mis padres vivían,
ahora ... ahora solo quedo yo,
a tristezas respirando,
prisionero, en los subterráneos,
por tanta radiación, sin capa de ozono
ampollado por toda mi piel.
Tal vez me quedan algunos días, o pocas horas, no lo sé,
soy el último ser humano, la ultima hoja,
el menos muerto, en esta maldita polución.
Si algunos escuchan esta transmisión, !vayanse!,
regresen a su planeta,
corran por su vida...
Esperé a la lluvia,
y cuando llegó,
me quemé con su ácido llanto.
Tuve sed, busqué un río,
y cuando casi bebía,
su olor fétido, me detuvo.
Sentí hambre, traté de saciarla,
me dio urticaria,
tanto insecticida, torturó mi lengua.
Quise ver a Dios y cuando fui a su casa,
me pidieron pagar boleto,
para procesar mi alma.
Eso fue antes, cuando mis padres vivían,
ahora ... ahora solo quedo yo,
a tristezas respirando,
prisionero, en los subterráneos,
por tanta radiación, sin capa de ozono
ampollado por toda mi piel.
Tal vez me quedan algunos días, o pocas horas, no lo sé,
soy el último ser humano, la ultima hoja,
el menos muerto, en esta maldita polución.
Si algunos escuchan esta transmisión, !vayanse!,
regresen a su planeta,
corran por su vida...
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