Algo hay

 No temas observador, acércate despacio, mírame, abre tus alas


     Revisando fotos he encontrado esta tomada en el Museo de Arte Contemporáneo, Kiasma, Helsinki, otoño 2019. Something there is, instalación de la artista Hannaleena Heiska (Suomi, 1973).

     Ante esta obra volví a sentirme abducida hacia su mundo, como ya me ocurrió con La danza de Matisse. Es innegable, en mi caso, que el gran formato y lo inesperado del encuentro han sido determinantes en dejarme atraer por la obra, penetrar en su onírica realidad.  El elemento místico está implícito en ambos, o así me lo sugieren, con el ímpetu de quien se enfrenta a su obra sabiendo lo que busca plasmar.

     Ambas obras tienen en común el simbolismo del mundo. En la de Matisse unos personas despojadas de su individualismo unidas en un círculo que danzan suspendidos entre la tierra y el firmamento; la mirada del espectador gira con los bailarines en una espiral hipnótica. En la de Keisha, el hipnotismo surge de una mirada más caótica, como el mundo mismo, entre planetas y constelaciones de las múltiples que sugieren otras realidades paralelas en el multiverso y/o universo múltiple; mi mirada se pierde entre los elementos inquietantes de la instalación

Hay una mirada más poderosa y taladradora que la del observador, y es la de la propia obra, que persigue tu mirada. Ojos abiertos -tal vez el mismo en diversas realidades- impasibles y contundentes, como principio y fin de la instalación. Este ojo manifestado entre tinieblas ¿qué es? ¿a quién o a qué pertenece? 

Esta obra también me sugiere múltiples interpretaciones, desde la mística y filosófica hasta las más prosaicas como el gran hermano, sobre todo en la era digital. Ese ojo hipervigilante que todo lo sabe sobre nosotros... Ahí lo dejo

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Como no quiero que vuelva al cajón del olvido, lo subo en este blog con la esperanza de desarrollar este tema más adelante (¿en otro posible confinamiento?). 

Saludos virtuales


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